Perdóname, si mis lagrimas arañan tu espalda.
Amigo, no se donde más podría agarrarme,
el suelo es demasiado duro
y el cielo está demasiado lejos.
Tú eres yo, ¿O yo soy tú?
lunes, 27 de junio de 2011
domingo, 26 de junio de 2011
Del domingo
Hola, amigo. Creeras que solo me intereso por ti los domingos, y ni te equibocas ni estás en lo cierto. Los domingos son los días sagrados, cuando uno suelta el pitorrillo de la holla expres y "pssssssssss" libera cierta presión. Son estos días cuando giro la cabeza hacia tí te pregunto:
¿A donde vámos, amigo?
Tu al principio no me contestas, lo entiendo. Toda la semana sin hablarte, sin prestarte la más minima atención. Aveces incluso te he pillado cuestionandote tu propia existencia como un espejismo de la mía. Siento ser así contigo, pero es la única manera de que podamos coexistir.
Poco a poco, se pinta cierta timidez en tu rostro. Las ganas de mi van comiendo del orgullo. Acaban pronto de deborar toda oscuridad, y saciadas y satisfechas, me abrazan.
Entonces, y solo entonces, soy feliz.
¿Te lo puedes creer? Me ves reir y saltar constamente, y tu corazón se encoje pues no comprende como puedo hacerlo mientras tu permaneces a mi lado, en silencio, triste e ignorado. Y debes saber, amigo mío, que simplemente no lo hago. Aunque mi boca se abra y suene una carcajada, no estoi riendo. Aunque mis pies se eleven y mi cuerpo deje de ser por unos instantes esclavo del suelo, no estoi saltando.
Solo puedo reir contigo, aun con los labios sellados. Y solo puedo volar contigo, aun con los pies pegados al suelo.
Se que es dificil de comprender, se que duele e incluso se que no me crees del todo. Pero por una cosa o por otra, al final me contestas:
"A donde tu me lleves".
Entonces nos cojemos de la mano, amigo mío, y seguimos recorriendo nuestro camino.
¿A donde vámos, amigo?
Tu al principio no me contestas, lo entiendo. Toda la semana sin hablarte, sin prestarte la más minima atención. Aveces incluso te he pillado cuestionandote tu propia existencia como un espejismo de la mía. Siento ser así contigo, pero es la única manera de que podamos coexistir.
Poco a poco, se pinta cierta timidez en tu rostro. Las ganas de mi van comiendo del orgullo. Acaban pronto de deborar toda oscuridad, y saciadas y satisfechas, me abrazan.
Entonces, y solo entonces, soy feliz.
¿Te lo puedes creer? Me ves reir y saltar constamente, y tu corazón se encoje pues no comprende como puedo hacerlo mientras tu permaneces a mi lado, en silencio, triste e ignorado. Y debes saber, amigo mío, que simplemente no lo hago. Aunque mi boca se abra y suene una carcajada, no estoi riendo. Aunque mis pies se eleven y mi cuerpo deje de ser por unos instantes esclavo del suelo, no estoi saltando.
Solo puedo reir contigo, aun con los labios sellados. Y solo puedo volar contigo, aun con los pies pegados al suelo.
Se que es dificil de comprender, se que duele e incluso se que no me crees del todo. Pero por una cosa o por otra, al final me contestas:
"A donde tu me lleves".
Entonces nos cojemos de la mano, amigo mío, y seguimos recorriendo nuestro camino.
domingo, 19 de junio de 2011
Del amigo invisible.
Hola, amigo invisible. Otra tarde más de Domingo estamos sentados, juntos, reflexionando sobre nuestras cosas. Pero hoy es diferente. 
Hoy hemos hablado.
Habiamos estado juntos, en cualquier sitio, a cualquier hora. Me has acompañado cuando he reido, con tu suave risilla, y cuando he llorado seguramente también; pero las lágrimas no me dejaron verte. Siempre nos habíamos tenido el uno al otro; tu tenías a quien seguir, y yo quien me siguiera. Pero estábamos mudos. Un alambre de espinos cosía nuestros labios. No pudimos decirnos: "amigo, aquí me tienes" o "aquí me tienes, amigo".
Hoy por fín puedo verte con claridad, puedo conversar contigo, oh amigo, incluso el sol hoy luce más fresco.
Te he hechado de menos sin haberte tenido, te he sentido sin verte, sin oirte, sin olerte, sin tocarte. Y hoy te pruebo por primera vez. Y tu sabor me envuelve.
Pero todo día especial ha de ser celebrado: bebámos amigo. Destaparé una de mis mejores botellas: la de la Amistad. Su sabor es estupendo, y su efecto, hipnotizante. Bebemos de ella día a día, cada mañana nos levantamos sedientos y nunca saciamos nuestra sed. Gracias a la tecnología, cada vez es mas fácil emborracharte de Amistad. Pero antes de abusar de algo, hay que leer el prospécto. Primero, los ingredientes: ¿Es realmente amistad o un "subproducto" de amistad con potenciador del sabor, conservantes, estabilizantes, plutonio y uranio? Quiza ni tan siquiera queremos que sea auténtica: Nos daría miedo beber algo tan puro. Podría quemar nuestra garganta y derretir nuestro estómago. Podría deformanos y eso no nos gusta.
Por prudencia, amigo mio, beberemos solamente un par de vasos. No quisiéramos tener resaca mañana y aborrecer la botella. Sería una pena tener que tirarla.
Hoy hemos hablado.
Habiamos estado juntos, en cualquier sitio, a cualquier hora. Me has acompañado cuando he reido, con tu suave risilla, y cuando he llorado seguramente también; pero las lágrimas no me dejaron verte. Siempre nos habíamos tenido el uno al otro; tu tenías a quien seguir, y yo quien me siguiera. Pero estábamos mudos. Un alambre de espinos cosía nuestros labios. No pudimos decirnos: "amigo, aquí me tienes" o "aquí me tienes, amigo".
Hoy por fín puedo verte con claridad, puedo conversar contigo, oh amigo, incluso el sol hoy luce más fresco.
Te he hechado de menos sin haberte tenido, te he sentido sin verte, sin oirte, sin olerte, sin tocarte. Y hoy te pruebo por primera vez. Y tu sabor me envuelve.
Pero todo día especial ha de ser celebrado: bebámos amigo. Destaparé una de mis mejores botellas: la de la Amistad. Su sabor es estupendo, y su efecto, hipnotizante. Bebemos de ella día a día, cada mañana nos levantamos sedientos y nunca saciamos nuestra sed. Gracias a la tecnología, cada vez es mas fácil emborracharte de Amistad. Pero antes de abusar de algo, hay que leer el prospécto. Primero, los ingredientes: ¿Es realmente amistad o un "subproducto" de amistad con potenciador del sabor, conservantes, estabilizantes, plutonio y uranio? Quiza ni tan siquiera queremos que sea auténtica: Nos daría miedo beber algo tan puro. Podría quemar nuestra garganta y derretir nuestro estómago. Podría deformanos y eso no nos gusta.
Por prudencia, amigo mio, beberemos solamente un par de vasos. No quisiéramos tener resaca mañana y aborrecer la botella. Sería una pena tener que tirarla.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
 
